Los trastornos de conducta relevan a la anorexia como principal problema psicológico de los jóvenes

La rebeldía está asociada a la adolescencia. Pero una cosa es ser algo contestatario a esa edad y otra tener conductas agresivas, emplear la violencia, desobedecer las normas, no hacer caso a la familia ni a los profesores o no respetar a los padres. Los expertos indican que los trastornos de conducta y la hiperactividad se han convertido en la principal causa de consultas en las unidades de salud mental infantil y juvenil. Esos problemas psicológicos han relevado a la anorexia y bulimia (cuyo máximo número de casos se dio a finales de los años noventa) como patología más frecuente que tratan los especialistas en trastornos psíquicos en adolescentes y jóvenes, y ya representan entre el 20 y el 30 por ciento del total de las consultas.
Está constatado un aumento de comportamientos rebeldes, de adicciones y de agresividad física y verbal en la adolescencia, lo que crea dificultades para controlar a esos chavales tanto en el ámbito familiar como en el escolar, con la impotencia de padres y profesores para solventar el escollo. Cuanto antes se diagnostique que un adolescente sufre un trastorno de conducta más fácil es atajarlo y que surta efecto el tratamiento psicológico que se le ponga. ¿Y por qué se ha llegado a esta situación? No hay una única respuesta, sino que confluyen distintas causas. Por un lado, es un reflejo de la sociedad actual, por otro está la dificultad de los padres para poner límites a sus hijos y ejercer una mayor autoridad, sin olvidar que en los colegio es cada vez más complicado imponer la disciplina.Según el coordinador de la unidad de salud mental infantil y juvenil del Hospital Regional Carlos Haya, el psicólogo Manuel Herrera, 'la educación se realiza fundamentalmente a través del consumo tecnificado en el que desemboca el ideal de calidad de vida que nos invade: teléfonos móviles, Internet o videojuegos'. Este experto añade que es habitual ver a niños y jóvenes estudiar al mismo tiempo que tienen la televisión encendida, chatean o escuchan música, lo que demuestra el modelo de atención que impera. 'La reflexión, la parada y el esfuerzo están excluidos', precisa. Cuando se detecta que un adolescente presenta un problema de conducta se le prescribe un tratamiento individual y otro grupal, además de trabajar con los padres con la intención de orientarlos y sepan de qué forma deben comportarse ante su hijo. 'Los resultados son dispares. En general, todos los pacientes mejoran, pero depende mucho de la familia y de la edad del enfermo. Cuanto antes se trate al paciente, mejor', comenta Herrera. Añade que si hace unos años las actitudes rebeldes y agresivas eran propias de los chicos, cada vez está habiendo más casos de chicas conflictivas, que imitan el comportamiento de los varones y son díscolas y protestonas.A la vez que ha habido un aumento de trastornos de conducta en los jóvenes se ha producido un descenso de pacientes con anorexia y bulimia. Así, se ha pasado de los 112 casos nuevos registrados en 1999 y los 97 habidos en 2000 a los 28 de 2006 y los 23 de 2007. En estos momentos, el 8 por ciento del total de las consultas vistas en la unidad de salud mental infantil y juvenil de Carlos Haya son de pacientes con anorexia-bulimia, frente al 20-30 por ciento que presentan trastornos de conducta. La reducción de casos de anorexia y bulimia se relaciona con la puesta en marcha de campañas de prevención y el desarrollo de programas de tratamiento. También han influido positivamente las campañas informativas en los medios de comunicación para concienciar de que el modelo de la excesiva delgadez es perjudicial para la salud, es decir, que se ha tratado de reconducir los cánones imperantes en la moda.Coincidentemente con esa disminución de casos de anorexia, ha habido una subida del efecto contrario: un mayor número de niños y adolescentes con problemas de sobrepeso y obesidad. Detrás de ese hecho están, por un lado, una alimentación incorrecta, con abuso de bollería industrial y la llamada comida rápida y, por otro, la falta de ejercicio físico. El sedentarismo típico en los adultos también se ha instalado en los hábitos de los adolescentes, que pasan más horas de la cuenta sentados.
Terra Actualidad - VMT

Comentarios