El tratamiento del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) debe ser multidisciplinar, combinado y precoz. Hasta aquí la teoría. La realidad es bien distinta y remite a peregrinajes por consultas hasta alcanzar un diagnóstico y demoras en la farmacoterapia.
Parece raro que disponiendo de terapias eficaces y con una prevalencia de entre el 5 y el 8 por ciento de la población infantil existan aún deficiencias en el manejo del TDAH, pero en ello pueden haber influido ideas tan arraigadas en la población general como poco científicas.
Una de estas creencias es que los niños no tienen trastornos psiquiátricos; así, el TDAH sería una enfermedad inventada para lo que tradicionalmente han sido niños movidos y vagos. Otra opinión que cala es que si al fin se demuestra que un niño tiene una enfermedad mental, no debe ser tratado con fármacos.Es difícil sustraerse de estas creencias, también difundidas por los medios de comunicación, incluso siendo médico, porque como reconoce Francisco Montañés, jefe de la Unidad de Psiquiatría de la Fundación Hospital Alcorcón, en Madrid, y responsable de un Programa de Atención Integral al TADH, la formación sobre el trastorno se ha saltado varias generaciones, aunque ahora figure en los programas de estudios.
"Por ejemplo, una de las ideas preconcebidas y erróneas que se tienen sobre esta alteración es que se diagnostica mucho, cuando la verdad es que está infradiagnosticado.Estamos empezando a darnos cuenta de la cantidad de inatentos puros que se nos han pasado desapercibidos, porque esos niños -sobre todo niñas- no llegaban a la consulta al no dar problemas de conducta".El psiquiatra tiene claro que la solución para estos pacientes se encuentra en el tratamiento precoz y combinado."Algunos creen que hay que elegir entre fármacos o psicoterapia, cuando lo normal es combinarlos.
Para que el paciente mejore, tenemos que recurrir a los fármacos, porque permitirán la concentración suficiente para poder seguir otras terapias. Lo que debemos evitar es perder tiempo, incluso años, intentando que el trastorno se corrija con la edad, o simplemente hablando".La terapia farmacológica consigue respuestas en un 80 por ciento de los casos. "En términos de cuántos pacientes quedan con síntomas inapreciables o ningún síntoma, lo que en el lenguaje médico se conoce como remisión completa, esto se logra en uno de cada 2-3 que tratamos (2-3 NNT, en lenguaje estadístico)".
Si se combina con psicoterapia, las mejorías son más evidentes y aumentan las posibilidades de remisión. En España el fármaco más empleado es el psicoestimulante metilfenidato, disponible en una presentación de liberación inmediata y otras dos prolongadas. Otro medicamento indicado, aunque no es un psicoestimulante, es la atomoxetina."Cada fármaco tiene sus ventajas y sus inconvenientes, el problema es que los precios dispares impiden que los podamos usar en igualdad de condiciones".De la precocidad del tratamiento dependerá también el grado de secuelas que deje el trastorno."Si no tratamos pronto, el niño pierde interés por estudiar, entonces decide que no quiere hacerlo, y esto ya no tiene remedio con un fármaco".El objetivo final es que el pequeño supere sus discapacidades académicas, familiares y sociales. "No se busca que deje de dar guerra, sino que se desarrolle plenamente sin sufrir. A veces para llegar a este objetivo, hay que subir la medicación más de lo que quieren los padres; ellos pueden creer que la meta se ha alcanzado cuando la conducta de su hijo pasa a ser tolerable.Pero nosotros tenemos que estar siempre de parte del niño, buscar lo mejor para él y no conformarnos con mejorías iniciales; hay que perseguir la remisión completa".Montañés ha organizado las Jornadas sobre Psiquiatría Infantil que se están celebrando en la Fundación Hospital Alcorcón, y en las que el tema estrella es precisamente el TDAH, aunque también se abordan otros como la obesidad y los trastornos del aprendizaje.Además de actualizar los conocimientos, las jornadas fomenta la participación, sirviéndose del blog de Motañés (http://web.mac.com/pacomontanes/iWeb/pacomontanes/Bienvenida.html) donde los diferentes profesionales implicados en el manejo del TDAH platean cuestiones con las que caldear las ponencias y coloquios presenciales.
"Una de las principales necesidades que plantean estos profesionales es la figura de un tutor de caso, que los coordine a todos y que haga un seguimiento del paciente, para ver no sólo que se ha derivado a determinado especialista sino asegurarse también de que ha acudido".Dar la vuelta al sistemaEs lo que hace Montañés con su programa específico, tirando de teléfono y de correo electrónico para mantener el contacto con otros médicos, pero también con el logopeda o el colegio. "El tratamiento del TDAH es sencillo, lo complejo es abordar la comorbilidad, aunque se puede conseguir en un programa como el nuestro.
De hecho todos los pacientes deberían pasar por un psiquiatra que decidiera el tratamiento más conveniente. Pero con nuestro sistema sucede al revés: desde atención primaria -donde hay menos tiempo y formación específica- se decide sobre cada caso.
Al final nos llegan los más graves y tarde". Para mejorar la derivación, quizá la clave esté en los nombres: "Suena mejor derivar a un niño a un programa de TDAH, que al psiquiatra".
Sonia Moreno 28/02/2008
Parece raro que disponiendo de terapias eficaces y con una prevalencia de entre el 5 y el 8 por ciento de la población infantil existan aún deficiencias en el manejo del TDAH, pero en ello pueden haber influido ideas tan arraigadas en la población general como poco científicas.
Una de estas creencias es que los niños no tienen trastornos psiquiátricos; así, el TDAH sería una enfermedad inventada para lo que tradicionalmente han sido niños movidos y vagos. Otra opinión que cala es que si al fin se demuestra que un niño tiene una enfermedad mental, no debe ser tratado con fármacos.Es difícil sustraerse de estas creencias, también difundidas por los medios de comunicación, incluso siendo médico, porque como reconoce Francisco Montañés, jefe de la Unidad de Psiquiatría de la Fundación Hospital Alcorcón, en Madrid, y responsable de un Programa de Atención Integral al TADH, la formación sobre el trastorno se ha saltado varias generaciones, aunque ahora figure en los programas de estudios.
"Por ejemplo, una de las ideas preconcebidas y erróneas que se tienen sobre esta alteración es que se diagnostica mucho, cuando la verdad es que está infradiagnosticado.Estamos empezando a darnos cuenta de la cantidad de inatentos puros que se nos han pasado desapercibidos, porque esos niños -sobre todo niñas- no llegaban a la consulta al no dar problemas de conducta".El psiquiatra tiene claro que la solución para estos pacientes se encuentra en el tratamiento precoz y combinado."Algunos creen que hay que elegir entre fármacos o psicoterapia, cuando lo normal es combinarlos.
Para que el paciente mejore, tenemos que recurrir a los fármacos, porque permitirán la concentración suficiente para poder seguir otras terapias. Lo que debemos evitar es perder tiempo, incluso años, intentando que el trastorno se corrija con la edad, o simplemente hablando".La terapia farmacológica consigue respuestas en un 80 por ciento de los casos. "En términos de cuántos pacientes quedan con síntomas inapreciables o ningún síntoma, lo que en el lenguaje médico se conoce como remisión completa, esto se logra en uno de cada 2-3 que tratamos (2-3 NNT, en lenguaje estadístico)".
Si se combina con psicoterapia, las mejorías son más evidentes y aumentan las posibilidades de remisión. En España el fármaco más empleado es el psicoestimulante metilfenidato, disponible en una presentación de liberación inmediata y otras dos prolongadas. Otro medicamento indicado, aunque no es un psicoestimulante, es la atomoxetina."Cada fármaco tiene sus ventajas y sus inconvenientes, el problema es que los precios dispares impiden que los podamos usar en igualdad de condiciones".De la precocidad del tratamiento dependerá también el grado de secuelas que deje el trastorno."Si no tratamos pronto, el niño pierde interés por estudiar, entonces decide que no quiere hacerlo, y esto ya no tiene remedio con un fármaco".El objetivo final es que el pequeño supere sus discapacidades académicas, familiares y sociales. "No se busca que deje de dar guerra, sino que se desarrolle plenamente sin sufrir. A veces para llegar a este objetivo, hay que subir la medicación más de lo que quieren los padres; ellos pueden creer que la meta se ha alcanzado cuando la conducta de su hijo pasa a ser tolerable.Pero nosotros tenemos que estar siempre de parte del niño, buscar lo mejor para él y no conformarnos con mejorías iniciales; hay que perseguir la remisión completa".Montañés ha organizado las Jornadas sobre Psiquiatría Infantil que se están celebrando en la Fundación Hospital Alcorcón, y en las que el tema estrella es precisamente el TDAH, aunque también se abordan otros como la obesidad y los trastornos del aprendizaje.Además de actualizar los conocimientos, las jornadas fomenta la participación, sirviéndose del blog de Motañés (http://web.mac.com/pacomontanes/iWeb/pacomontanes/Bienvenida.html) donde los diferentes profesionales implicados en el manejo del TDAH platean cuestiones con las que caldear las ponencias y coloquios presenciales.
"Una de las principales necesidades que plantean estos profesionales es la figura de un tutor de caso, que los coordine a todos y que haga un seguimiento del paciente, para ver no sólo que se ha derivado a determinado especialista sino asegurarse también de que ha acudido".Dar la vuelta al sistemaEs lo que hace Montañés con su programa específico, tirando de teléfono y de correo electrónico para mantener el contacto con otros médicos, pero también con el logopeda o el colegio. "El tratamiento del TDAH es sencillo, lo complejo es abordar la comorbilidad, aunque se puede conseguir en un programa como el nuestro.
De hecho todos los pacientes deberían pasar por un psiquiatra que decidiera el tratamiento más conveniente. Pero con nuestro sistema sucede al revés: desde atención primaria -donde hay menos tiempo y formación específica- se decide sobre cada caso.
Al final nos llegan los más graves y tarde". Para mejorar la derivación, quizá la clave esté en los nombres: "Suena mejor derivar a un niño a un programa de TDAH, que al psiquiatra".
Sonia Moreno 28/02/2008
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